El Cuento del Mes
FABULEANDO
Octubre de 2010
Qué tal amigos, les saluda Mario Iván Martínez. Hoy tengo para ustedes una colección de historias cada mes que hemos titulado Fabuleando...
Y la hemos llamado así porque todas las historias son fábulas. Pero ¿qué es una fábula? Ah las fábulas, son historias que supuestamente nos dicen lo que está bien y lo que está mal. Esto podría sonar aburrido, pero fíjense que no lo es, por que en la mayoría de los casos los protagonistas de estas historias, son animalitos; animalitos que tienen las virtudes y los defectos de los seres humanos, así que resultan bastante divertidas. De esta manera, el que lee una fábula no tiene por qué sentirse aludido, a menos que como dice el dicho: le quede el saco y se lo ponga. Por ello tengo para ustedes historias que nos divierten pero que también nos orientan a todo lo que es noble, amable y bueno.
EL GATO Y LA CAMPANA
Paul F de Gudin
Hace muchos años amiguitos cuando los relojes no existían, la gente se enteraba de las horas con las campanas. Un día la campana de un rancho presumía ante el gato.
CAMPANA - ¿Nunca te has preguntado gatito qué sucedería en este rancho si yo no existiera? Todo se rige por mi sonido, yo alerto a todos sobre la hora de comer, y de la ordeña. Si hubiese un incendio también lo sabrían por mí. Cuando hay buenas o malas noticias yo lo anuncio. En verdad medita gatito no hay nadie en este rancho más importante que yo!
NARRADOR - Pero un día el granjero enfermó y la campana permaneció callada. Entonces el gato le dijo:
GATO - Tú sí que hablas sin ton ni son, a pesar de ser una campana - pero ahora te pregunto ¿De qué sirves sin la mano que te mueve? ¿Mmmmmh?
Moraleja. La vanidad muchas veces lleva a algunos a presumir, de lo que no es mérito suyo.
Y colorín colorado...
Y
Los Hijos del Labrador
Esopo
Cierto hacendado que tenía varios hijos enemistados entre si, soñaba con el día en que su familia volviese a estar unida. Así pues un día tuvo una idea. Invitó a todos sus hijos a una comida en un día de campo.
HIJO - Bueno papá, ¿si sabes que no nos podemos ver ni en pintura?
¿Por qué nos has invitado a todos aquí?
HIJO - Por primera vez concuerdo contigo - dijo otro de los hermanos.
¿Se trata de torturarnos?
PADRE - Callen y hagan lo que les pido. Vayan al campo y tráiganme todas las varas que encuentren.
HIJO - ¡¿Varas?! Para qué las quieres
PADRE - Sólo hagan lo que les pido.
Cada uno de los hijos fue por su lado a juntar varas. Al poco rato regresaron y el padre les pidió que las juntasen sobre la mesa.
Luego las ató todas juntas con un cordel y dijo:
PADRE -Dejaré toda mi fortuna a aquel que pueda quebrar esta gavilla de varas.
En vano cada uno de los hijos trató de romper el enredo apoyándolo sobre sus rodillas.
Luego el padre sacando una por una las varas, las fue quebrando fácilmente.
HIJO - Ah qué fácil papá - observó uno de los hijos - Así también podríamos haberlo hecho nosotros. el padre replicó con una sonrisa:
EPILOGO LABRADOR Y SUS HIJOS.
PADRE - Esta lección hijos míos es la mejor herencia que les dejo.
Piensen en ella, porque ustedes son como esas varas. Si están unidos por el amor fraterno serán fuertes como el acero, pero si permiten que les separen, cualquiera los vencerá.
Moraleja: La unión hace la fuerza.