Mario Iván Martínez

Actor, músico y cuenta - cuentos

Cuento del Mes

El Cuento del Mes

FABULEANDO
Pascua
Abril de 2010

Qué tal amigos, les saluda Mario Iván Martínez. Hoy tengo para ustedes una colección de historias cada mes que hemos titulado Fabuleando...

Y la hemos llamado así porque todas las historias son fábulas. Pero ¿qué es una fábula? Ah las fábulas, son historias que supuestamente nos dicen lo que está bien y lo que está mal. Esto podría sonar aburrido, pero fíjense que no lo es, por que en la mayoría de los casos los protagonistas de estas historias, son animalitos; animalitos que tienen las virtudes y los defectos de los seres humanos, así que resultan bastante divertidas. De esta manera, el que lee una fábula no tiene por qué sentirse aludido, a menos que como dice el dicho: “le quede el saco y se lo ponga”. Por ello tengo para ustedes historias que nos divierten pero que también nos orientan a todo lo que es noble, amable y bueno.

Pascua
El Huevito Verde

NARRADOR - El Conejo de Pascua trabajaba sin cesar con la ayuda de muchos otros conejos en la decoración de los huevitos que habrían de ser escondidos para los niños aquella temporada. Saltarín, el más trabajador de sus ayudantes no le daba tregua al pincel.

CONEJO DE PASCUA – Saltarín - dijo el conejo de Pascua - recuerda que aun faltan muchos huevitos por decorar y estás utilizando demasiada pintura en cada uno.

SALTARÍN - Sí señor. Respondió Saltarín- Lo que pasa es que me encanta cubrirlos de muchos, pero muuuchos colores.

CONEJO - Pues sí, pero debes administrarte para que te alcance para todos.

SALTARÍN - Así lo haré jefe. - Respondió Saltarín cuadrándose.

CONEJO - Bueno, me llevaré estos por lo pronto - exclamó el Conejo de Pascua - Ahora regreso conejitos, trabajen sin pelearse por los pinceles.

NARRADOR - El conejo mayor partió rumbo al bosque. Y así transcurrieron las horas. Saltarín estaba a punto de terminar su tarea cuando de pronto se percató que casi todos los colores se le habían terminado y aun debía decorar un huevito más.

En la paleta de acuarelas solo tenía un poco de color verde. Así que despreocupado pintó el último huevito completamente de ese color.

CONEJO - ¿Listos? - exclamó el conejo de Pascua a su regreso - ¿Terminaron los que faltan?

CONEJOS - Sí señor. – gritaron todos los conejitos a coro - .

NARRADOR - Saltarín había puesto al huevito verde muy abajo en la canasta para que el conejo de Pascua no se percatara de inmediato de su uniforme. Y ciertamente el último huevito de Saltarín destacaba entre los otros, que ostentaban complicados paisajes multicolores, cielos estrellados, y barcos de vela en alta mar.

CONEJO 1 - Saltarín, ¿pero qué es eso? - intervino uno de sus amigos - Ese huevito no le interesará a ningún niño. Está todo verde. ¡Qué aburrido!

SALTARÍN - A alguien le gustará. Ya verás. Contestó Saltarín con aplomo.

NARRADOR - Al amanecer los huevitos relucían bajo los fuertes rayos del sol como gemas entre la hierba. Pero algo estaba mal, los niños no llegaban. Todos los conejos observaban entre los matorrales. De pronto escucharon la voz de alarma de las perdices salvajes que anunciaban la presencia del zorro. Los conejos se adentraron a toda prisa en sus madrigueras.

ZORRO - ¡Válgame el cielo! - exclamó el zorro - ¡Pero si ha llegado la Pascua! Cuánta amabilidad de esos industriosos conejos. ¡La mesa puesta y sin reservación!

NARRADOR - De inmediato el zorro comenzó a devorar los huevitos rellenos de delicias. Más tarde cuando el se había ido, fue evidente que el único huevito que se había salvado de la calamidad había sido el huevito verde que tanta mofa había causado.
Pues resultó que al mimetizarse entre la hierba, el zorro no le había visto.

CONEJO - Pronto, escondamos más huevitos - dijo el conejo de Pascua a sus ayudantes - el zorro se ha ido y no tardarán en llegar los niños.

NARRADOR - Y así lo hicieron. Al poco rato llegaron los niños en un alborozo de risas y de juegos.

Todos los huevitos fueron rápidamente encontrados. Y una vez más el único que permaneció olvidado en su lugar, era aquel huevito verde invisible entre la hierba.

CONEJO 1 - Parece que tu huevito verde está condenado a quedarse ahí para siempre Saltarín - comentó un conejito marrón - Ningún niño le hizo caso.

NARRADOR - Desde la madriguera Saltarín observaba con tristeza a su pobre creación abandonada.

CONEJO 2 - Ya ves Saltarín - comentó otro conejo - te dijeron que no te acabaras los colores tan rápido.

SALTARÍN - Lo sé - exclamó Saltarín - y me da mucha lástima el pobre. Tienen razón amigos, mi huevito verde no será descubierto.

CONEJO DE PASCUA - Yo no estaría tan seguro de ello -intervino el sabio conejo de Pascua - Mira Saltarín.

NARRADOR - En eso cuando todos los niños ya se habían marchado cargando sus huevitos multicolores, los conejos vieron como un pequeño … que caminaba con la ayuda de un bastón se sentaba entre la hierba.
Sus ojos parecían haber sido cerrados permanentemente por el viento y un perrito guiaba su camino con precisión.
De pronto sus manitas se percataron del huevito verde. Lo tomó entre sus brazos ¡y qué sonreír del pequeñito! Parecía como si un hada hubiese encendido un sol tras la oscuridad de sus ojos...

NIÑO - Mira Sultán - exclamó el pequeño dirigiéndose a su perrito lazarillo - ¿Habías visto un huevito más hermoso? Aquí dentro en mi cabeza, puedo imaginar los muchos colores que decoran su cascarón.
Tiene un arco iris pintado de un extremo a otro y sobre él, patinan varios duendes de colores. ¿No te parece el huevito más hermoso del mundo? Es el regalo que el conejo de Pascua guardó para nosotros.

NARRADOR - Desde la madriguera todos los conejos guardaban silencio... y una lágrima surgió de los ojos del pequeño Saltarín pues su creación había sido encontrada por el más digno de los dueños.

NARRADOR - El niño se levantó de la hierba y abrazando su huevito verde desapareció bajo los colores ardientes del atardecer.

Moraleja - Nunca desprecies a nadie por su apariencia y color, sin saber realmente lo que vale

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FELICES PASCUAS.