Mario Iván Martínez

Actor, músico y cuenta - cuentos

Currículum Niños Versión 1

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Hubo una vez un niño llamado Mario Iván Martínez que desde chiquito hacía teatro, sin saber lo que era el teatro.

Desde sus primeros días en la escuela, les hacía todo un espectáculo a sus papás cuando llegaba a casa. No platicaba lo que había pasado, lo representaba, imitando al niño peleonero, al que le jalaba las trenzas a la niña, a los gritos de la niña, a la maestra que los regañaba y al director ¡que calmaba a la maestra!

Un día vio a su mamá interpretando a la reina Titania en Sueño de una noche de verano en el Palacio de las Bellas Artes. Entre duendes, hadas y hechizos, él quedó hechizado, y supo que quería vivir siempre ahí, en ese bosque fantástico, lleno de secretos y sorpresas, que es el teatro.

Desde los siete años trabajó realizando distintos personajes en la radio donde aprendió infinidad de cosas, sobre todo el hacer distintas voces y a crear mil fantasías, tan sólo con la voz, la música y los efectos de sonido. Escenificaba también obras teatrales con sus amiguitos, él las escribía y dirigía, gustando siempre de hacer muchos, muchísimos papeles como si quisiera convertirse en camaleón. Mario sacaba los muebles de su casa al pasillo del edificio y alentaba a los vecinos a quedarse a ver la función, pagando por supuesto un peso.

A los nueve años, la Compañía Nacional de Teatro lo invitó a personificar a Pedro en la puesta en escena de Pedro y el lobo. Como era muy güerito le quedaba bien el personaje de niño ruso. Desafortunadamente, a la mitad de la temporada tuvo un accidente, se rompió un bracito y ya no pudo seguir con la obra. Otro niño lo reemplazó y le vino una gran tristeza por no poder seguir actuando.

Sin embargo, tiempo después su mamá produjo ¿Qué pasó con Cenicienta? y ahí pudo dar vida al príncipe Ricardo Carlos Eduardo Felipe Bicicleto III quien llegaba al baile montado en su patineta. Esta era una versión cómica del clásico original y Mario se divirtió mucho en ella. Su abuelita hacía a la madrastra y su mami al hada madrina. El momento cumbre de la obra era cuando el rey le daba a escoger al príncipe entre la patineta o la Cenicienta.

Tenía trece años cuando lo enviaron a estudiar a Inglaterra. Allá estudió entre otras cosas, teatro, mucho teatro. Entró al coro y mientras cantaba agradecía a su papá haberle enseñado a disfrutar tanto la música.

En México, Estados Unidos e Inglaterra dedicó muchos años al estudio de su arte. Más tarde ya de adulto decidió convertirse en cuenta-cuentos para dar a conocer a niños como tú, historias inteligentes, novedosas y divertidas.

Disfruta al máximo cuando las orquestas del país le invitan a compartir historias con obras de los más importantes compositores del mundo, pues así combina su enorme gusto por la música y el teatro, con todo aquello que elabora pensando en los niños.

En la ciudad de México y con repertorio siempre novedoso, variado y constante, ha realizado exitosas temporadas familiares con su espectáculo Un rato para imaginar en recintos como el Polyforum Cultural Siqueiros, teatro Helénico, teatro Banamex Zéntrika en Santa Fe y desde el 2011 en el Foro Cultural Chapultepec.

Hoy a Mario Iván nada le causa más placer que compartir un cuento contigo.


Recibió el Ariel y el premio ACE de Nueva York al mejor actor por su desempeño en la cinta “Como agua para chocolate” de Alfonso Arau.

En cinco ocasiones su trabajo en los escenarios le ha merecido reconocimientos de la renombrada Asociación Mexicana de Críticos Teatro AMCT; dos de éstos al mejor espectáculo infantil.

Como actor y cantante de música antigua ha representado a México en relevantes festivales en la República, América del Sur, Estados Unidos, España, Polonia, Turquía, Egipto y el Reino Unido.

Ha sido narrador de los conciertos didácticos de las principales orquestas de México y tiene en su haber un repertorio de más de 20 espectáculos unipersonales para niños y jóvenes, los cuales difunde de manera constante por todo el país.

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